domingo, 20 de marzo de 2011

Capítulo 6: "El Juego"

-Preguntas?, eso es un juego?- pregunté
-Claro, mira, tú me haces una pregunta y yo la respondo y asi- me explicó
-ah, ya entiendo. Empieza tú- dije.
-Por qué decidiste estudiar música?- me pregunto.

                Pensé que me preguntaría algo más personal pero no fue asi. Todas las preguntas habías sido así, sin mayor intención de saber algo más de mí, ni yo me atrevía a preguntar algo sobre él, pero luego tuve el valor.

-Te toca- me dijo
-¿Querías besarme?- pregunté sin mirarlo a los ojos.
-¿Por qué lo preguntas?- dijo algo sonrojado sin mirarme tampoco.
-Solo responde- dije animándome a mirarlo.

                Hacía muecas con su cara, pero logró mirarme para responderme.

-Claro que quería besarte- me dijo con la mirada fija en mí.

                Por alguna razón mi corazón latía muy fuerte cuando lo veía y cuando me dijo esto más aun, pero quizá estaba jugando conmigo debía averiguar que era lo que realmente sentía por él. Alex de alguna forma leyó mi mente y me respondió antes de que pudiese preguntar algo.

-Me gustas desde el momento en que te vi- me dijo sonrojado.
-Alex yo…- musité
-No digas nada, sé que no sientes lo mismo por mí- dijo algo apenado.
-Nada que ver- casi grito.
-Entonces, ¿sientes lo mismo por mí?- me preguntó esperanzado.

                Comencé a sollozar y el tomó mi mano. No quería vivir lo que mis padres vivieron, no quería sufrir por amor, pero algo me decía que debo estar con él. Cuando paso tiempo con él se hace realmente corto y no existe nada más que ambos. Quizá me gusta y mucho, pero no quería sufrir lo mismo. Una lágrima rodó por mi mejilla.

-¿Tienes miedo por lo de tus padres?- me tomó de la mano y ambos nos paramos.
Sólo asentí con la cabeza mientras caían lágrimas cada vez más seguidas.
-Relájate, relájate- me repetía una y otra vez mientras me abrazaba.
-No quiero pasar por lo mismo- dije
-Nunca te haré daño, yo no me lo perdonaría nunca- me dijo mirándome a los ojos.
-Promételo- dije acercándome a él y relajándome más.
-Te lo prometo- dijo para luego posar sus labios sobre los mios.

                Fue un momento mágico, pero me hubiese gustado que durase más. En el momento en que nos besamos la luz volvió. Nos separamos un tanto y miramos nuestro alrededor. Fue entonces que lo vi con claridad y me deje llevar por el impulso de saltar hacia el y rodearlo por el cuello y besarlo. El correspondió el movimiento y me abrazó por la cintura.

-Te quiero- me dijo en un tono de casi sufriendo
-Yo igual te quiero- le dije sonriendo.

                Al otro día le conté de inmediato a Pamela lo ocurrido pero ella estaba más ocupada hablándome de Gonzalo. Así que deje hablarla y solo me reía de cada idea que se le ocurría para ver a Gonzalo así que le dije nuestro horario para que “me fuera a buscar” pero para que terminara hablando con él.

                Se venía una semana cruel. Tenía un examen de canto y la audición final para la beca. La verdad ya no me la quería ganar, pues tenía aquí al chico más dulce que había conocido, a Alex. Esperaba solo no desilusionarme de él. Algo me decía que quizá no se repetiría lo ocurrido con mis padres. Solo esperaba no salir herida de todo esto.

jueves, 24 de febrero de 2011

Capítulo 5: "La Tormenta"

                Pamela’s POV:

En la noche estaba emocionadísima por la cita de Javiera y porque hablaría por segunda vez por Messenger con Gonzalo. Es muy lindo y ahora que he hablado más con él es muy divertido. Me ha contado algunos secretos y nuestro tema siempre es Javi. Pero él no sabe que relación tiene Javiera con Alex así que debo disimular. Hablamos de todo un poco, desde que música escucha hasta como le había ido en el día. Habíamos entablado una linda amistad, pero yo no quería eso, yo quería algo más.


Javiera’s POV:

No lograba ver nada y solo escuchaba el sonido de la lluvia, supuse que había una tormenta e intente buscar a Alex.

-Alex! Donde estas?- dije algo asustada, nunca me gusto mucho la oscuridad.

                Se me acercó y me abrazó por atrás, yo del susto le golpeé con el codo.
-Veo que me quieres- dijo tocándose el estómago.
-Perdón. Me asuste y si te quiero.- dije sin darme cuenta de los último.

                Se integró de inmediato y me abrazó, me acarició el cabello y me dijo
-Yo te quiero más- luego me besó la frente.
-Que tierno eres- dije sin pensarlo
-eh, gracias- dijo algo extrañado

                Me sonrojé al instante y simplemente intente buscar un lugar para sentarme lejos de las ventanas, pero tropecé con todo y Alex no paraba de reírse.

-Estas bien?- me preguntaba entre carcajadas.
-Ven a ayudarme mejor- le decía mientras estiraba las manos para no seguir chocando tanto.
-Voy enseguida- dijo comenzando a caminar.

                Lo sentí cerca y comencé a ponerme nerviosa. Volví a tropezar con todo hasta que un nuevo resplandor ilumino el cielo. Debo admitir que me asustan algo los relámpagos y rayos. Así que pegué un pequeño saltito y casi caigo, pero Alex logró afirmarme y yo lo quede mirando como perdida en sus ojos azules, me incorporé de nuevo y quedé muy cerca de él. Sentí su mano acariciando mi mejilla y su rostro acercándose lentamente, tan cerca estábamos ya que sentía su respiración acorde con la mía.  Yo comenzaba a acercarme a el igualmente, pero recordé mis metas y no podía romperlas por él, así que lo frené con mis manos y nos miramos a los ojos. Ambos estábamos algo sonrojados y solo atiné a sentarme en el piso. Él hizo lo mismo y miro el cielo.

-Creo que fueron rayos los causantes que la luz se fuera- dijo algo serio.
-Si, la verdad me dan algo de miedo- dije mirándolo.

                Me miró igual, me dio una leve sonrisa y se acercó más a mí. Me abrazó y yo apoyé mi cabeza en su hombro. Pasamos un buen rato así hasta que él propuso un juego. Preguntas.

miércoles, 16 de febrero de 2011

Capitulo 4: "La Cita"

A las siguientes semanas Alex continuó cortante, hasta que me llegó una nota donde me decía que nos juntáramos en una bodega-cocina de la universidad, la de la cocina.  

Era día martes y mi junta con Alex sería viernes por la noche. Me lo topé y simplemente me regalaba una sonrisa y yo ya me quedaba pensando en él todo el día.

Pamela y yo parecíamos recién en la pubertad hablando de chicos. Ella por su parte de mi amigo Gonzalo, me preguntaba por él siempre, me pedía que les arreglara una cita y me aburrí y le dí el e-mail de Gonzalo.

El día jueves de la otra semana tenía un examen, más que examen una audición para un curso de otra academia al otro lado del país para dentro de 2 meses más. Era sumamente importante poder hace ese curso. Era una academia de prestigio nacional y te conectaba directamente con la danza mundial. Era una oportunidad única, no creo que nada me pueda retener en esta ciudad.


-Entonces, ¿Ensayamos el jueves? Obvio, luego te ayudo a prepararte para cuando veas a tu novio- dijo en un tono picaresco que no le di mayor importancia.

-Loquilla, me voy y si ensayamos el jueves- dije tomando mi bolso y caminando a mi hogar.

El viernes por la noche estaba esperando a Alex en la esquina de la escuela. Llego con una mochila algo grande y pasó muy sigiloso por mi lado, para tomar cautelosamente mi mano y llevarme casi escondido hasta la bodega de la cocina de la universidad. Entramos y saco de su mochila algunas cosas para cocinar. La bodega-cocina tenia una ventana de esas que solo te ven por dentro y por afuera es un simple espejo.

-Siéntate, demoraré un poco.- me dijo regalándome una sonrisa.
-Claro- dije sentándome en una improvisada mesa para la cena.

Me encantaba el cielo, mirarlo nublado de día y despejado de noche. Amaba las estrellas, de pequeña mamá me había comprado un telescopio para observarlas y no había noche que no desvelara por hacerlo.

-Veo que te gusta el cielo- dijo poniendo un plato frente mío. Estaba con un delantal y el cabello algo agitado.
-Sí, pero hoy el cielo esta nublado. Probablemente llueva o algo así-dije mirando mi plato- gracias por la cena y te queda bien el delantal.

Me había cocinado pasta, ravioles exactamente. Estaban deliciosos, era un gran cocinero. De repente escucho un choque de algo y ambos quedamos mirándonos pero no le tomamos mucha importancia y seguimos conversando.

Me pareció algo raro y a la vez lindo que se entristeciera cuando le conté sobre la academia al otro lado del país. Me dijo que de seguro iría pues me veía una buena bailarina.  Le acaricié la mejilla y luego el sonrió y me tomo de la mano y así seguimos toda la noche hasta que de nuevo comenzó el sonido de choques. Me paré de la mesa y observé por todos lados y nada. Luego mire el cielo y vi un resplandor para ver de pronto la oscuridad absoluta.