jueves, 24 de febrero de 2011

Capítulo 5: "La Tormenta"

                Pamela’s POV:

En la noche estaba emocionadísima por la cita de Javiera y porque hablaría por segunda vez por Messenger con Gonzalo. Es muy lindo y ahora que he hablado más con él es muy divertido. Me ha contado algunos secretos y nuestro tema siempre es Javi. Pero él no sabe que relación tiene Javiera con Alex así que debo disimular. Hablamos de todo un poco, desde que música escucha hasta como le había ido en el día. Habíamos entablado una linda amistad, pero yo no quería eso, yo quería algo más.


Javiera’s POV:

No lograba ver nada y solo escuchaba el sonido de la lluvia, supuse que había una tormenta e intente buscar a Alex.

-Alex! Donde estas?- dije algo asustada, nunca me gusto mucho la oscuridad.

                Se me acercó y me abrazó por atrás, yo del susto le golpeé con el codo.
-Veo que me quieres- dijo tocándose el estómago.
-Perdón. Me asuste y si te quiero.- dije sin darme cuenta de los último.

                Se integró de inmediato y me abrazó, me acarició el cabello y me dijo
-Yo te quiero más- luego me besó la frente.
-Que tierno eres- dije sin pensarlo
-eh, gracias- dijo algo extrañado

                Me sonrojé al instante y simplemente intente buscar un lugar para sentarme lejos de las ventanas, pero tropecé con todo y Alex no paraba de reírse.

-Estas bien?- me preguntaba entre carcajadas.
-Ven a ayudarme mejor- le decía mientras estiraba las manos para no seguir chocando tanto.
-Voy enseguida- dijo comenzando a caminar.

                Lo sentí cerca y comencé a ponerme nerviosa. Volví a tropezar con todo hasta que un nuevo resplandor ilumino el cielo. Debo admitir que me asustan algo los relámpagos y rayos. Así que pegué un pequeño saltito y casi caigo, pero Alex logró afirmarme y yo lo quede mirando como perdida en sus ojos azules, me incorporé de nuevo y quedé muy cerca de él. Sentí su mano acariciando mi mejilla y su rostro acercándose lentamente, tan cerca estábamos ya que sentía su respiración acorde con la mía.  Yo comenzaba a acercarme a el igualmente, pero recordé mis metas y no podía romperlas por él, así que lo frené con mis manos y nos miramos a los ojos. Ambos estábamos algo sonrojados y solo atiné a sentarme en el piso. Él hizo lo mismo y miro el cielo.

-Creo que fueron rayos los causantes que la luz se fuera- dijo algo serio.
-Si, la verdad me dan algo de miedo- dije mirándolo.

                Me miró igual, me dio una leve sonrisa y se acercó más a mí. Me abrazó y yo apoyé mi cabeza en su hombro. Pasamos un buen rato así hasta que él propuso un juego. Preguntas.

miércoles, 16 de febrero de 2011

Capitulo 4: "La Cita"

A las siguientes semanas Alex continuó cortante, hasta que me llegó una nota donde me decía que nos juntáramos en una bodega-cocina de la universidad, la de la cocina.  

Era día martes y mi junta con Alex sería viernes por la noche. Me lo topé y simplemente me regalaba una sonrisa y yo ya me quedaba pensando en él todo el día.

Pamela y yo parecíamos recién en la pubertad hablando de chicos. Ella por su parte de mi amigo Gonzalo, me preguntaba por él siempre, me pedía que les arreglara una cita y me aburrí y le dí el e-mail de Gonzalo.

El día jueves de la otra semana tenía un examen, más que examen una audición para un curso de otra academia al otro lado del país para dentro de 2 meses más. Era sumamente importante poder hace ese curso. Era una academia de prestigio nacional y te conectaba directamente con la danza mundial. Era una oportunidad única, no creo que nada me pueda retener en esta ciudad.


-Entonces, ¿Ensayamos el jueves? Obvio, luego te ayudo a prepararte para cuando veas a tu novio- dijo en un tono picaresco que no le di mayor importancia.

-Loquilla, me voy y si ensayamos el jueves- dije tomando mi bolso y caminando a mi hogar.

El viernes por la noche estaba esperando a Alex en la esquina de la escuela. Llego con una mochila algo grande y pasó muy sigiloso por mi lado, para tomar cautelosamente mi mano y llevarme casi escondido hasta la bodega de la cocina de la universidad. Entramos y saco de su mochila algunas cosas para cocinar. La bodega-cocina tenia una ventana de esas que solo te ven por dentro y por afuera es un simple espejo.

-Siéntate, demoraré un poco.- me dijo regalándome una sonrisa.
-Claro- dije sentándome en una improvisada mesa para la cena.

Me encantaba el cielo, mirarlo nublado de día y despejado de noche. Amaba las estrellas, de pequeña mamá me había comprado un telescopio para observarlas y no había noche que no desvelara por hacerlo.

-Veo que te gusta el cielo- dijo poniendo un plato frente mío. Estaba con un delantal y el cabello algo agitado.
-Sí, pero hoy el cielo esta nublado. Probablemente llueva o algo así-dije mirando mi plato- gracias por la cena y te queda bien el delantal.

Me había cocinado pasta, ravioles exactamente. Estaban deliciosos, era un gran cocinero. De repente escucho un choque de algo y ambos quedamos mirándonos pero no le tomamos mucha importancia y seguimos conversando.

Me pareció algo raro y a la vez lindo que se entristeciera cuando le conté sobre la academia al otro lado del país. Me dijo que de seguro iría pues me veía una buena bailarina.  Le acaricié la mejilla y luego el sonrió y me tomo de la mano y así seguimos toda la noche hasta que de nuevo comenzó el sonido de choques. Me paré de la mesa y observé por todos lados y nada. Luego mire el cielo y vi un resplandor para ver de pronto la oscuridad absoluta.

viernes, 4 de febrero de 2011

Sorry u.u

Sorry pero estaré todo este día fuera de casa, por lo tanto no puedo subir el capítulo. En la noche quizá pueda.Prometo hacer el proximo capitulo mucho más largo :)


Gracias por entendeer :D Bye :D

miércoles, 2 de febrero de 2011

Capítulo 3: Tu Bipolaridad

“Yo nunca tendré novio ni saldré con nadie” fueron las primeras palabras que me dijo Gonzalo antes de saludarme hoy por la mañana. Me dio vergüenza y risa a la vez.

Ya cállate- le dije sentándome en mi puesto.

Soy tu mejor amigo ¿o no?- me dijo sentándose al lado mío- creo que mínimo merezco saber que tipo de relación tienes con él.

Nada, solo nos topamos en la cafetería- dije

Solo eso? – pregunto no convencido

Si, solo eso- confirme aun sabiendo que estaba mintiendo.

Mmm, como que no te creo mucho. Te conozco pero lo dejare pasar por esta vez-dijo sentándose.

Ese día iba a ser agotador, solo quería que fuera de noche y dormir. Tenía el examen de piano y estaba muy nerviosa. Me tocaba a la segunda y última clase de ese día y el misterio fue que Alex no se me apareció por el camino. Di mi examen y creo que me fue bastante bien. Fue raro ese día pues en ningún momento me topé con Alex. Era divertido hablar con él. Extrañaba sus coqueteos conmigo. Me daba risa como hacía para que saliera con él.

En fin, tenía una clase de ballet en la academia y estuve algo distraída, no deje de pensar en los ojos de Alex, son tan lindos, en serio.  Le decidí contar a Pamela lo que me estaba pasando y ¡Se rió en mi cara! Lo dejé pasar y seguí mi camino a casa.

Durante la próxima semana no vi a Alex y ya me había comenzado a preocupar cuando lo vi venir hacia mí. Sin embargo me ignoró. Me sentí mal, quizá estaba acostumbrada a que él me saludara así que decidí acercarme a él y saludarlo.

Hola, Wood- le dije por su apellido.

No tengo tiempo de hablar contigo- dijo ignorándome

Ey, ¿qué es lo que pasa?- pregunte algo asustada.- ¿Qué fue lo que te hice?

Nada, solo aléjate de mí- me dijo casi sin poder mirarme a los ojos y luego yéndose.

Sentí temor en su mirada. No entendía que ocurría. Primero me buscaba y luego me decía simplemente adiós, que me alejara de él. Algo me parecía raro.

Las semanas pasaron igual hasta que de la nada se me acercó. Yo no estaba dispuesta a acercarme a él, si el no quería verme pues adiós y punto. Me estaba por ir cuando me tomo de la mano y me atrajo hacía él.  Me miro a los ojos por un buen rato y ahora no veía temor, veía tristeza, arrepentimiento y sin ninguna palabra me abrazó, me demoré en corresponder el abrazo, pero finalmente lo hice.

Luego de eso se fue sin decir adiós, no sabía si estaba en un sueño o que.  Su bipolaridad me tenía entre las nubes y luego más abajo del mundo.

Al llegar a casa miré el techo. Estaba más confundida que nunca. No creía que alguien podía ser tan bipolar como él, solo tenía que esperar lo que pasaría mañana y el resto de los demás días.